lunes, 21 de abril de 2014

Capitulo I


13 de octubre

Hace dos semanas miss Lety me castigó injustamente el mundo se fue por el caño. Todas las desgracias empezaron cuando alguien, desde el segundo piso de la escuela, le escupió al gordo Quirasco en la cabeza. Al parecer, el escupitajo no era poca cosa: tenía el tamaño y la textura de un moco KingKoniano. Sin que yo me enterara de lo que había pasado, el gordo me acusó y miss Lety me llamó a su oficina. Ya sabes: su cuchitril está decorado con tres pósters abominables que tienen frases mucho más espeluznantes: "El éxito es uno por ciento inspiración y 99 por ciento transpiración", "Sólo los mejores llegan a la cumbre" y , sobre todo, "La felicidad está al alcance de tu mano".
   Sin abrir la boca, me senté frente a ella y traté de adivinar lo que estaba a punto de pasarme. En ese momento sólo podía mirar el póster que, en realidad, me aseguraba que la felicidad podía estar en cualquier lugar, menos en la oficina de la encargada de la disciplina (que es igualita a un dálmata).
  Mientras se revisaba las uñas postizas llenas de microflores y falsísimos brillantes me preguntó: "¿Otra vez, joven Romero?". Le respondí preguntandoles "¿Qué hice?" estaba seguro de que, por lo menos esta vez, no había hecho absolutamente nada, pero ella continuó: "No se haga el payaso, que no le queda, usted le escupió al joven Quirasco".
  Traté de decirle que eso no era cierto, que el gordo... pero ella me interrumpió con la cantaleta de que no le dijera "gordo" al "joven Quirasco". Pero yo no había sido y se lo dije.
  Miss Lety, para no variar, me miró con desprecio y dictó sentencia: "Por favor, le avisa a sus papás que no va a ir al campamento por mala conducta". Intenté reclamarle que eso no era justo. "¿Y quién le dijo que la vida era justa?", me preguntó mientras se levantaba de su silla.
  Miss Lety tiene razón: nadie, absolutamnete nadie, me había dicho que la vida era justa. Sólo mi tía Amantina- que se volvió loca y se dedicó a leer las cartas después de que su novio la dejó plantada en la puerta de la iglesia- sostenía que yo estaba en la etapa más linda de mi vida.
   Pero el castigo no fue lo peor: cuando llegué a mi casa descubrí que las palabras de miss Lety marcarían mi existencia. Todo se iría por le caño sin que nada ni nadie pudiera evitarlo.
   Abrí la puerta del departamento y los vi sentados en la sala. Ahí estaban mi mamá, su esposo (un asesino serial que reencarnó en vendedor de seguros) y mi hermana menor, que en realidad no es mi hermana, más bien, es mi media hermana, peor todos insisten en que le diga "hermanita", me estaban esperando con cara de te-tenemos-una.gran-noticia. Yo sólo les sonreí y traté de escaparme a mi recámara.
  Mientras se acomodaba la corbata (que, según él, lo hacía parecer un gran ejecutivo) el esposo de mi mamá me dijo que no me fuera. No había de otra y obedecí en silencio.
  "¿Qué crees?" ¡Nos cambiamos de casa!", me dijo mi mamá. "A Harry (en realidad se llama Jacinto, pero a mi mamá le da pena decir un nombre tan gacho) le ofrecieron un nuevo trabajo y nos cambiaremos para que esté más cerca de su oficina".
   Como siempre, estoy seguro que los decepcioné; en vez de hacer cara de qué-feliz-soy-por-tan-buena-noticia, hice una mueca de asco y sólo les pregunté si la nueva casa estaba muy lejos. Tenía que averiguar el tamaño de la desgracia.
   "Mucho,pero eso no es problema, a todos nos va a ir mejor" , me contestó el esposo de mi mamá.
    o me aguante el  retortijón y les pregunté. "¿y mi escuela?", a lo que mi mamá respondió que ya me habían inscrito en una nueva. Después de esto, Harry me dio tres palmadas en la espalda como si me estuviera felicitando por lograr lo que nunca me propuse conseguir.
   Pero yo no quería cambiarme de escuela.
   "Eso es normal, no te preocupes, la nueva es buenísima y allí vas a conocer  amigos que si te convienen..... ahí si tendrás amistades que valen la pena conservar toda la vida", me dijo Harry.
  Ya no les contesté nada. Sólo levanté los hombros, volví a torcer la boca y me largué a mi recámara con la seguridad de que miss Lety tenía razón: ¿quién diablos me había dicho que la vida era justa?
   Al día siguiente, cuando regresé de clases, encontré en mi cuarto tres cajas de cartón que alguna vez guardaron paquetes de 24 rollos de papel de baño con vitamina E y olor a pino (alguien andará por ahí con un trasero bastante frondoso y prefumado). Tenía que preparar mis cosas para la mudanza. "la vida es injusta", volví a pensar mientras los miraba.
   Cambiarse de escuela es malo, muy malo, pero todavía es peor si tienes que hacerlo a mitad de tercero: todos se conocen desde primero, los amigos no tienen ganas de tratar a nadie más y no les importan los recién llegados (sobre todo si son de mi tipo), las niñas te miran como si olieras a caca aguada y, por supuesto, nunca falta el baboso que se quiere hacer el chistosito gracias a tu presencia. "Estoy frito, absolutamente frito", me dije a mí mismo y me tiré en la cama para pensar si debía o no empacar mis cosas.
   Al final de día, tuve que empezar a guardarlas en las cajas que ya no olían a nada. No sé por qué pero, sin pensarlo mucho, metí en una bolsa de basura algunas de mis pertenencias. Sería mejor no cargar con nada que me diera pena: Maz steel, Psycho y Toxzon (al igual que las horribles camisetas que siempre me regalan mi abuela y mi tía Amantina) se fueron al diablo junto con un montón de mugres que sólo estaban ahí para recordarme que, para la mayoría, soy más o menos preciable. al final de la tarde, no se salvó gran cosa.


15 de octubre

Lo único bueno del cambio es que esta semana no iré a la escuela. Lo terrible es que mi mamá decidió que yo tenía que ayudarla a empacar el resto de las mugres de la casa. Ya sabes, todo se tienen que envolver en periódicos que te manchan las manos y no sirven para nada, porque después tienes que meter las cosas en las cajas que alguien terminará aventando al piso para que todo se rompa.
   El último día que fui a clases decidí que no me despediría de nadie y no cumpliría ninguna de mis amenazas: cuando puse un pie en la calle vi el carro de miss Lety y no le ponché las llantas, tampoco le rompí la ventana para vomitarme en el asiento del conductor. "Qué caso tiene", pensé mientras me conformaba con saber que sus hijos tienen su misma cara.


20 de octubre

Hace un rato llegamos junto con la mudanza. Alguien me dijo que algunas partes de la ciudad se parecen  a los rinocerontes: son grises, duras y siempre están dispuestas a estrellarse contigo para demostrarte que no te quieren en su territorio. Este lugar no es así, es idéntico a un tiburón: parece bonito, pero está lleno de dientes y tiene la piel tan rasposa como las lijas negras. Te dan ganas de acariciarlo, pero sabes que terminará lastimándote.
   Cuando por fin entré a mi cuarto después de ayudarle a los cargadores, la cama estaba recargada ne la pared, las cajas de papel de baño terminaron junto al clóset y mi escritorio tenía las patas apuntando al techo. Afuera, mi mamá y su esposo, encantados, acomodaban los muebles de la sala. Por fin les habían quitado esas cubiertas de plástico que sólo te provocan un sudor apestoso en las nalgas.
   Mi mamá me gritó para que bajara y, cuando llegué, Harry me preguntó si me gustaba cómo habían acomodado la sala. tenía ganas de iniciar una linda convivencia familiar. Yo le dije que mucho, pero que tenía que acomodar mis cosas y me di media vuelta con una sonrisa de no-saben-qué-feliz-soy-de-vivir-en-este-lugar.
  Regresé a mi cuarto, me puse los audífonos y empecé a acomodarlo todo: tenía que dejar habitable mi pocilga a como diera lugar. En una pared estaba la conexión a la red y ahí puse el escritorio, después abrí las cajas y vacié todo en el piso hasta que apareció mi prehistórica lap. La acomodé y, antes de buscar los cables, puse mi cama en su lugar. Los cables no estaban en las cajas de papel de baño, pero encontré el único póster que había decidido guardar: las seis caras  de Rammstein todo el tiempo. Tenía que pegarlo antes de que se arrugara, no había más remedio que bajar para conseguir unas chinches.
  Le pregunte a mi mamá si tenía chinches sabiendo que interrumpía un abrazo meloso. sólo conseguí que me interrogara sobre para qué las queria con cara de horror: Le dije que para mi póster de Rammstein, pero ella se quejó de que iba a lastimar la pared. Cuando estaba a punto de reclamarme por el dinero que le habían pagado al pintor, el vendero de seguros la interrumpió diciéndole que me las diera porque "es su cuarto", y terminó dirigiéndose hacía mi como si fuéramos grandes cómplices: "¿verdad, Jorge?"
    Yo levanté el puño con el pulgar apuntando hacia arriba y mi amadísima "hermanita" me vio apenada: de nuevo la había sorprendido cuando miraba con deleite el moco que estaba a punto de almorzarse.
   Le dije "buen provecho" y me regresé a mi recámara seguro de que ése era uno de los grandes misterios de la naturaleza; cuando estaba en el Kinder; ella no se comía los mocos, pero nada más entró a primero y empezó a alimentarse con ellos. Claro, éste no es el único misterio: tampoco he averiguado cuáles le gustan más, los que son como costras o los aguados.

21 de octubre

Llevo casi dos días acomodando mis cosas y las desgracias no paran: no hay conexión a la red y tampoco hay cable. No puedo conectarme ni ver la tele. Harry me dijo que la semana próxima todo estaría solucionado.

Más tarde

Faltan doce horas para que mi mama me diga: "Jorge Antonio, vámonos a la escuela". En exactamente 720 minutos, me subiré al carro y terminare en un lugar donde no quiero estar. Hace un rato, mama y el famoso vendedor de seguros de pelos indomables intentaron darme ánimos y me echaron un sermón para que "le eche ganas" en la nueva escuela. Ellos no saben nada, no entienden absolutamente nada: la nueva escuela apesta.

Antes de apagar la luz

¿Subo estas paginas a mi face? No, definitivamente no, hay cosas que no puede poner en su face.

jueves, 17 de abril de 2014

amor, zombis y otras desgracias


Es una historia en donde las desgracias comienzan al momento en que Jorge Antonio es cambiado de escuela, su nueva escuela se encarga de recordarle que sigue siendo el ultimo eslabón de la cadena alimenticia, junto con sus nuevos amigos UV y Alicia descubrirán como enfrentar una invasión zombi.

Algo proviene del mas alla, una voz que no sabremos de quien es.

La pesadilla comienza ahora......










zombis